viernes, 29 de septiembre de 2017

Tute Cabrero

Viernes 20 30 hs en Teatro Andamio 90.






Libro de Roberto " Tito " Cossa y Dirección de Jorge Graciosi.

Tute Cabrero, es un verdadero clásico del teatro nacional y siempre es un placer verla y descubrir sus nuevas puestas. Fue escrita en 1968 por Tito Cossa, uno de los dramaturgos más importantes que dió nuestro país, autor de La Nona, El Viejo Criado, El Arreglo, No habrá más penas ni Olvido y Yepeto, por nombrar solo algunos de sus principales textos, que tuvieron enorme repercusión en cine y teatro.

Tute Cabrero, una de las piezas más destacadas de Cossa, fue escrita en 1966 como guión para televisión, dos años después Juan José Jusid la llevó al cine con Pepe Soriano, Gené y un querubín llamado Luis Brandoni como protagonistas. Finalmente en 1981, Raúl Serrano como director, la llevó por primera vez al teatro.
Pasaron más de 35 años desde ese estreno y la obra fue representada en nuestro país, en Latinoamérica y en España, gracias a la universalidad de su temática.

Indudablemente su texto tiene una vigencia absoluta, ya que bucea en las relaciones humanas y el mundo laboral, desnudando como pueden verse afectados los lazos cuando llega una noticia impensada e ingrata, que pondrá a prueba, todos los códigos de amistad y camaradería existentes a este ese momento.






La historia, es sencilla, en el sector Dibujo, de la Empresa Alfa, trabajan tres personas, Sosa ( Aldo Pastur ), Carlos ( Juan Manuel Romero ) y Sergio ( Fernando Ricco )
El más antiguo es Sosa, con casi 40 años de antiguedad, está en el final de su carrera laboral y  quiere jubilarse allí, es amigo de Carlos, que es el actual jefe del sector, que aprendió todo lo que sabe, gracias a sus enseñanzas.
Ellos estuvieron solos por mucho tiempo en el sector, pero hace un año, se sumó Sergio, un joven que está en los último años de la carrera de arquitectura y le aporta sangre nueva al sector.

Pese a las diferencias generacionales, se llevan bastante bien entre los tres y hasta compartieron alguna cena en la casa de Carlos, en la que participaron sus esposas. Salvo Sosa, que fue solo, ya que es soltero.

La armonía en esa oficina, se romperá cuando, un día que parecía como cualquier otro, se convertirá en dramático, cuando el Gerente les avisa por altavoz,  que por racionalización, la Empresa ha decidido, que el sector Dibujo, seguirá funcionando solo con dos personas, es decir, que uno de ellos será despedido.

La variante maquiavelíca que establece este Gerente, es que como considera que el sector conforma un muy buen grupo humano, dejará que ellos mismos, se pongan de acuerdo y decidan quien debe ser despedido y recién en el caso que no haya acuerdo, será la Gerencia, la que tome la dura decisión de quien será quien deje la compañia.






Aqui es donde entra en juego el título de la obra, Tute Cabrero, un juego de cartas, que el mismo autor, califica de perverso, donde nadie gana, pero si hay un perdedor, por lo que entre los jugadores generalmente se tejen alianzas y acuerdos, que como consecuencia dejarán a ese perdedor,
En la obra, dos conservarán el trabajo y uno deberá irse.

La trama entretiene en todo momento al espectador, que verá como a medida que se acerca la decisión, irán apareciendo miserias humanas que estaban ocultas, por cuidar el puesto de trabajo, se dejan de lado todos los códigos y además de la lucha por conservar el trabajo, se produce un interesante duelo generacional, en el que se discute, si es más valioso, aquel que tiene más experiencia, pero está en la curva descendente o si predomina el joven, que si bien no tiene tanto conocimiento, tiene  energía extra y mucho que aprender.

El director encuentra un elenco de gran experiencia y valía para llevar adelante este clásico.
En nuestra opinión, las dos mejores interpretaciones de la obra, recaen en Aldo Pastur, como Sosa, el " viejo ", al que le achacan sus problemas de vista, una gran composición del personaje, formal, acartonado y con terror a perder ese puesto de trabajo que es todo para él. Un actorazo Pastur, que aquí encuentra un papel que le cae perfecto, para lucirse en gran forma.






La otra gran actuación, es la de Juan Manuel Romero, otro actor con mucho oficio, que hace valer su experiencia, con una interpretación deliciosa. Es el jefe del sector y lucha entre dos sentimientos, ser leal a su viejo maestro que le enseñó todo lo que sabe o favorecer al más nuevo, dejando que sea el director quien decida, sin influir en la decisión. Un gran trabajo el de Juan Manuel.

No seamos injustos con Fernando Ricco, quien cumple muy bien su rol, como contrapuesto, con pocos años en la empresa, parece querer hacer carrera allí, sin respeto por la trayectoria de los otros. Se da ese duelo generacional que comentamos y que ocurre en el mundo laboral real.

Pero estos hombres no están solos, cada uno tiene una mujer, que los apuntala en el momento complicado que viven y los aconsejan sobre el mejor camino a seguir. Arranquemos con Elida Schinocca, la hermana de Sosa, bien chapada a la antigua, se queja del nuevo sodero que la corteja y sueña con ir al trabajo para ver donde trabaja su hermana, pero como mencionamos antes, como se marea viajando en colectivo no puede hacerlo. Una actriz de experiencia, que cumple muy buena labor.






Patricia Durán es Laura, la esposa de Carlos, logra destacarse y es muy convincente, en un rol conciliador, tratando de convencer a su marido, para que laude en favor de su antiguo compañero.

Y por último mencionar a Rosario Albornoz, que compone a una mujer desenfadada, mal hablada y nada contenta con el presente de su esposo en la empresa. Le aporta mucha frescura a la obra y marca claramente su diferencia generacional y de pensamiento con las otras mujeres.

Como dijimos se reunió un elenco muy interesante para esta versión de Tute Cabrero, que logra darle muy buena dinámica a la historia, además de dejarnos actuaciones muy destacadas, en lo individual y en lo grupal.

Una escenografía sobria, en las que se destacan los tres escritorios con tableros en las que los dibujantes, desarrollan sus tareas diarias, muy bueno el vestuario de estos personajes de la década del sesenta y un destacado diseño lumínico, que crea los diferentes momentos que requiere el transcurrir de la pieza.
No olvidemos tampoco las bellas melodías tangueras, que ambientan la historia que se sitúa en la década del sesenta.






En definitiva, estamos en presencia de una excelente versión de este clásico del teatro nacional, que demuestra una actualidad absoluta y que sin dudas nos hará reflexionar, sobre como muchas veces, los comportamientos humanos, en momentos conflictivos, muestran su cara más egoísta y sin el menor atisbo de piedad con el semejante, que hasta hace poco, era un amigo, además de un compañero de trabajo.

No vamos a descubrir nosotros, la valía de una obra de los quilates de Tute Cabrero, pero si podemos destacar las actuaciones que presenta esta puesta y obviamente recomendarla.

La sala colmada del Andamio 90, que premia con un aplauso prolongado a los protagonistas al final de la función, no deja dudas, de la hermosa noche de teatro vivida y de la indudable vigencia que tiene este gran clásico del teatro nacional.



Pensador Teatral.



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