lunes, 5 de junio de 2017

Kilómetro Limbo

Lunes 20 hs en El Tinglado Teatro ( Mario Bravo 948 )




Obra escrita por Pedro Gundesen y dirigida por Luis Romero.

Kilometro Limbo que se presentó con éxito, en una temporada corta en el Cervantes en el 2016, vuelve este año fuera del circuito oficial, a un teatro habituado a ofrecer propuestas de calidad, como es El Tinglado.

El autor se inspiró para escribir esta obra, en un hecho ocurrido en Rosario en el año 2002, cuando un camión cargado de ganado, volcó en la ruta y los habitantes de una villa cercana, fueran al lugar del accidente y fanearon a las vacas en pleno camino. Las imágenes dantescas, recorrieron los noticieros del mundo y mostraron el peor rostro de la Argentina, la cara del hambre y la barbarie, una realidad totalmente impensada, para un país como el nuestro, que alguna vez fue el granero del mundo y donde los alimentos abundan.

A su vez, este hecho de Rosario, tiene muchos puntos en común, con el libro El Matadero, de Esteban Echeverría, publicado en 1871.




Sin dudas que la historia es movilizante y la decisión de convertir la misma en una obra de teatro es acertada . La pieza arranca con El Nene ( Osvaldo Santoro ) un veterano camionero, que aparece en una cama que no es la suya, se lo vé herido y ensangrentado. Enseguida sabemos que tuvo un accidente, en el cual su camión cargado de hacienda, volcó en la ruta.  Pero el Nene, no está solo en esa casilla humilde, lo acompaña y lo cuida, el dueño de la misma, El Taqueño, un hombre entrado en años, que se traviste.

La situación es extraña, El Nene, está dolorido y aturdido por el choque, pero sufre por sus vacas, que quedaron en la ruta a merced de esa horda de gente, que huele la oportunidad. Quiere salir al exterior, pero el dolor no lo deja. Y mientras El Taqueño, le pide que se calme, que se olvide sus vacas, que no culpe al destino, porque el destino no existe y que descanse. Y mientras le cuenta sus historias, de su infancia, su adolescencia y de su padre. También le habla del lugar donde vive y de sus vecinos pobres, que habitan en una suerte de limbo, un lugar olvidado por Dios y por el Diablo, están solos, a la deriva, librados a su propia suerte.

La pieza tiene numerosos puntos interesantes, por un lado el encuentro de esos dos hombres que pertenecen a mundos diferentes, pero que igualmente pueden dialogar, pese al abismo que los separa. Tal vez lo único que los une, es que ambos están en la última etapa de sus vidas y ninguno quiere resignarse a vivirla con abatimiento y humillación.
Por otro lado, la obra es una muy buena radiografía, de la Argentina actual, tan fragmentada,  donde en las últimas décadas, el hambre y los excluidos del sistema, son realidades que dejaron de estar bajo la alfombra, para aparecer en superficie, con toda crudeza y sin soluciones a la vista.

La puesta de Luis Romero, encuentra intérpretes de lujo para la puesta, dos actorazos, figuras indiscutibles de nuestro teatro nacional. Nos referimos a Claudio Rissi y Osvlado Santoro.




Rissi que cumple un papel memorable en Terrenal, pieza en la que interpreta al Tata Dios, papel por el que ganó el Premio ACE al Mejor Actor de Teatro Alternativo. En esta ocasión tiene un desafío complejo, como interpretar a un personaje homosexual, que se traviste. Su composición es extraordinaria, dando vida a un personaje entrañable, lleno de sensibilidad, por momentos grotesco y con mucha gracia, provocando risas en el público y también algo de compasión, ya que la obra vira, con momentos dramáticos, y otros de deliciosa comedia. Una actuación fantástica de Claudio Rissi y un placer verlo en el escenario, con la enorme entrega de siempre.

Osvaldo Santoro, otro actorazo, no se queda atrás, compone a un camionero, prejuicioso, que no quiere que lo jubilen y que despotrica contra esos negros, que quieren robarle la carga. Un personaje con un tinte de argentinidad auténtico, cargado de preconceptos y discriminador, un espejo donde nos reflejamos. Estupenda su interpretación.

Se produce un ida y vuelta delicioso entre los protagonistas, un gran duelo actoral, entre estas dos figuras de nuestro espectáculo, que permiten momentos de enorme disfrute.

No es justo dejar de mencionar, la intervención breve, pero efectiva de Cristián Aguilera, un concejal bastante chanta, que trata de sacar provecho a la situación, en una buena representación, de la pobrísima clase política que nos representa.




El director, logra una puesta intimista, que hace que el espectador se sienta dentro de esa casa. Destacamos la importancia de una iluminación tenue donde predomina el naranja y un muy logrado diseño escenográfico de Marcelo Valiente, simulando una casilla humilde.

En conclusión, una propuesta muy interesante la de Kilómetro Limbo, donde el autor partiendo de un hecho real, plasma una obra, que haciendo hincapié en lo humano, testimonia una situación de época actual, que todos conocemos, pero muchas veces nos gustaría poder soslayar.
 Además la pieza ofrece la enorme chance de ver en acción a estos dos actores de raza, que tanto logran lucirse en el escenario, que nos dejan con ganas de que la obra durará un rato más.

El gran aplauso que reciben los protagonistas al término de la función, es un justo premio a sus fantásticas actuaciones. Una buena idea, para aquellos amantes del buen teatro, arrancar la semana, yendo a El Tinglado, para disfrutar de Kilómetro Limbo y de sus brillantes protagonistas.


Pensador Teatral.




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