domingo, 11 de junio de 2017

El Padre

Miércoles 20 30 hs en La Carpintería ( Jean Jaurés 858 )




Obra escrita por August Strindberg, con dirección de Marcelo Velázquez.

La cita, es con este clásico autoría del notable escritor y dramaturgo sueco, que fue escrito en 1887. Considerado como uno de los escritores más importantes que dió la historia de su país, Strindberg fue reconocido mundialmente, ya que sus obras tuvieron gran influencia en el teatro moderno y forman parte del repertorio universal.

Como dato interesante, mencionar que Strindberg se casó tres veces, tuvo hijos en todos sus matrimonios y fracasó rotundamente en las tres experiencias, hecho que indudablemente, marcó sus relatos, con una fuerte critica a la institución matrimonial, asignando a las mujeres, en muchas de sus escritos, el rol de villanas, trastocando esa imagen de la mujer, como sinónimo del sexo débil.

Esta es la segunda obra en el año, que vemos de este autor, la anterior fue Señorita Julia y en esa pieza, también se la asigna un rol poderoso a la mujer.

Pero vayamos a El Padre y a la puesta que nos ofrece este talentoso director. Recordemos, que siempre se asumen riesgos, con las puestas de clásicos como el que nos ocupa, que fue escrito hace 130 años y donde se puede correr el riesgo de quedar totalmente fuera de sintonía de época, si  la adaptación,  no es virtuosa.





En este caso, Velázquez supera con creces el desafío, ya que presenta en La Carpintería, una excelente versión de El Padre, que conservando los lineamientos básicos de la obra original, logra aggiornarla a estos tiempos, con una puesta actual y dotándola de una dinámica ágil, logrando mantener la tensión y la atención del espectador en todo momento.

El Padre, nos muestra a Adolfo ( Edgardo Moreira ) ,otrora capitán del ejercito y hoy un científico respetado, que vive una existencia perturbada, ya que es el único hombre de la casa, conviviendo con cuatro mujeres, su esposa Laura ( Marcela Ferradás ), su hija Bertha ( Denise Gómez Rivero ) y Margarita ( Ana María Castel ), nodriza y ama de llaves, además de su suegra.

Estar rodeado de tantas mujeres, es algo difícil de tolerar, para el Capitán, ya que la lucha de sexos, aparece en todo momento y él está en clara desventaja. El conflicto principal que marcará el eje de la historia, es la discusión con su esposa, por la educación futura de la hija, que tienen en común.
Para él, lo conveniente, es que su hija se vaya a la ciudad, para que tenga una educación laica, pero la esposa tiene la idea totalmente opuesta, ella prefiere que su hija se quede en la casa, no tolera que se aleje de la casa y siga las enseñanzas de un libre pensador, en desmedro de sus ideas.

Las leyes de la época, priorizaban la decisión del hombre, pero Laura no se resignará a aceptar una decisión trascendental tan opuesta a su pensamiento y emprenderá una lucha sin cuartel contra su esposo. Será una batalla sin concesiones, en la que buscará demostrar que su marido, sea declarado insano, para poder dejarlo legalmente, incapaz de tomar decisiones.
Para lograr su cometido, invitará al nuevo médico de la familia a su casa, para que pueda certificar la supuesta locura de su marido y además hará todo lo posible, para empujarlo a ese estado.




Una de sus mejores armas que encuentra, es sembrar la duda respecto de la paternidad sobre Bertha. Es realmente el padre de la criatura ?? Es posible demostrar esto ?? Pudo haber vivido engañado todos estos años ??
Puede sucumbir un hombre inteligente como Adolfo a este juego perverso que intenta su esposa ??
El lector, cuando vea la obra, podrá comprobar si la táctica de la esposa tuvo éxito o quedó a mitad de camino.

Solo mencionar que el tema de la infidelidad y la traición entra en escena, junto con la lucha por el poder y por la toma de decisiones en la pareja y en la familia. La batalla será encarnizada y no encuentra ningún límite, una disputa que perdura aún en la actualidad, aunque hayan pasado más de 100 años, desde que Strindberg usó su pluma.

Es momento ya de mencionar, que uno de las razones, por las que este clásico encuentra esta puesta tan creíble y entretenida, es la enorme valía de las interpretaciones.

Arrancando por Edgardo Moreira, que compone en forma brillante a El Capitán, con una energía y una entrega absoluta. Su gestualidad, sus tonos de voz, sus desplazamientos, todo es perfecto. Permanece prácticamente todo el tiempo en escena, el grado de exigencia es muy alto y lo resuelve con una interpretación extraordinaria, dotando a su personaje de una pasión y una vitalidad, que merece nuestro reconocimiento, ya que es emocionante verlo en escena.

Marcela Ferradás, su esposa Laura, la otra gran protagonista de la pieza, no se queda en zaga, componiendo a una villana despiadada y sin escrúpulos. Un papel antipático, que resuelve con enorme solvencia. Sus caras y sus miradas, son imperdibles, en su rostro se reflejan su odio y su satisfacción cuando su plan parece que puede cumplirse. Enorme trabajo.

Y el trío de ases, a nuestro entender se completa con Ana María Castel, como Margarita, lo conoce al Capitán desde que era niño, ambos se tienen un cariño especial y es en cierta medida, su punto de equilibrio en esa casa. Una actuación deliciosa, que muestra toda su experiencia y sapiencia en un papel muy querible, que ejecuta en gran forma.

Pero el elenco no queda ahí, hay más, Denise Gòmez Rivero es Bertha, la querida hijita del capitán, el centro de disputa de la historia. Le aporta aire fresco y dulzura a la obra. Y junto con Margarita, tienen unas partes cantadas que se disfrutan mucho.

Resta mencionar al Dr.Ostermark ( Enrique Dumont ) que vino a la casa para confirmar o no el estado de Adolfo , el Pastor y hermano de Laura ( Luis Gasloli ) que parece el único amigo que tiene el capitán y Santiago Molina Cueli, como Nojd, un personaje muy simpático, que dá aire y momentos graciosos, a este drama profundo.




Como puede apreciar el lector, un elenco numeroso, comprometido absolutamente con la historia y muy bien conducido por el director, ya que les permite lucirse en lo individual y funcionar en forma armónica en el conjunto.

La puesta además tiene un par de perlitas, que debemos  mencionar, como ser la música original y en vivo que aporta Alejandro Weber con su piano, un vestuario de época de Paula Molina que se luce un montón y el particular y muy original diseño escenográfico propuesto por Ariel Vaccaro, que merece verse y proporciona una circulación fluida a los personajes, dando mucha agilidad, a las entradas y a las salidas en escena.

En conclusión, una excelente puesta de este clásico de Strindberg, que nos permite apreciar la vigencia de sus ideas y que nos invitan a la reflexión, como si la obra hubiera sido escrita, sólo hace unos meses y no hace más de un siglo atrás. Como fuera dicho,  esto es posible, gracias a mucho trabajo y a la precisa dirección de Marcelo Velázquez, que construye una puesta dinámica y plena de recursos, apoyándose en interpretaciones magníficas que no se guardan nada y que emocionan por su entrega,

El lleno total que presenta La Carpintería, en cada función desde su estreno y el entusiasmo que demuestra el espectador durante la trama, es una señal que estamos ante otra estupenda que nos regala nuestro prolífico teatro independiente.
El aplauso prolongado y la ovación de pié, con la que el público despide a los protagonistas al final de la función, es una confirmación absoluta, que El Padre y Strindberg están más vigentes que nunca.


Pensador Teatral.


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